En esta época del año los aires acondicionados son imprescindibles para mantener un ambiente fresco y cómodo en nuestros hogares, oficinas, comercios… Pero para asegurar su eficiencia y prolongar su vida útil, es crucial mantenerlos limpios y en óptimas condiciones. Aquí te explicamos por qué y cómo.
Un aire acondicionado sucio no solo funciona menos eficientemente, lo cual puede aumentar tu consumo energético y, por ende, tus facturas, sino que también puede tener serias consecuencias para la salud debido a:
Acumulación de polvo y alergenos: Los filtros y las bobinas del aire acondicionado pueden acumular polvo, polen y otros alergenos, que luego son recirculados en el aire que respiramos, desencadenando alergias y problemas respiratorios.
Formación de moho y bacterias: La humedad y la acumulación de suciedad pueden favorecer la formación de moho y bacterias dentro del aparato, lo cual puede causar o empeorar problemas respiratorios e incluso afectar la salud general.
No mantener limpio tu aire acondicionado puede llevar a:
Mayor consumo de energía: Los filtros obstruidos y las bobinas sucias hacen que el sistema trabaje más para alcanzar la misma temperatura, incrementando el consumo energético.
Aumento de averías y costos de reparación: La acumulación de suciedad puede causar daños en las partes internas del aire acondicionado, lo que puede requerir reparaciones o incluso la necesidad de reemplazar el equipo antes de tiempo.
Antes de comenzar cualquier tarea de limpieza, asegúrate de apagar completamente el aire acondicionado desde el panel de control y desconectarlo de la corriente eléctrica para evitar cualquier accidente.
Limpieza: Si tus filtros son reutilizables, llévalos al lavabo y lávalos con agua tibia y un poco de jabón suave. Si son desechables, reemplázalos por unos nuevos según las indicaciones del fabricante.
Secado: Deja que los filtros se sequen completamente al aire antes de volver a colocarlos en su lugar.
Cepillado: Usa un cepillo suave para quitar suavemente el polvo y la suciedad de las bobinas y las aspas del ventilador.
Aspirado: Utiliza una aspiradora con un accesorio de cepillo para aspirar cualquier suciedad suelta que no se haya eliminado con el cepillo.
Asegúrate de que el desagüe del condensador no esté obstruido. Si es necesario, usa una mezcla de agua y vinagre para limpiarlo y prevenir la acumulación de moho.
Si deseas una limpieza más profunda, puedes usar un producto desinfectante específico para aire acondicionado según las instrucciones del fabricante.
Inspección: Antes de volver a montar la unidad y reconectarla, verifica que todas las partes estén secas y limpias.
Reconexión: Vuelve a colocar los filtros y cualquier cubierta frontal en su lugar, y luego reconecta la unidad a la corriente eléctrica.
Enciende el aire acondicionado y verifica que esté funcionando correctamente y que el aire que sale sea fresco y limpio.
Aunque limpiar tu aire acondicionado puede parecer una tarea sencilla, hay ventajas significativas en dejarlo en manos de profesionales: